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PRIMER CAPÍTULO: EL CASO SE ABRE

Hola. Mi nombre es Joseph Nathan Francis. Trabajo como detective en la empresa de detectives DTKTBB Company, que significa Detectives Company (D-TK-T-dos BES). Hay una razón por la cual me gustaría recordar éste caso por siempre, y es la misma razón por la cual lo estoy escribiendo.

La razón es que éste caso es un caso muy peculiar, pues en realidad en la mayoría de las muertes provocadas por éste asesino, él no mató a la víctima, y sin embargo la víctima sigue siendo la víctima.

Creo que los estoy confundiendo más de lo necesario... y por eso, el relato lo comenzaré ahora mismo:

El caso se abre[]

La primer muerte[]

25 de abril, 11:35, ciudad de Kastone, Maks State

Era una fresca mañana de abril. El sol resplandecía en lo alto de una manera extraña, pero a la vez tranquilizante. Yo estaba en mi oficina, ordenando varios papeles de distintos casos que todavía no se habían resuelto: la desaparición de un obrero, el robo a una tienda, y otros casos.

Ya no existen casos interesantes de verdad, pensé, Pero lo bueno es que ya no hay tanta delincuencia. En cuanto terminé de pensar ésto, sonó mi teléfono. Como tenía varios papeles en mis manos, tuve que dejarlos sobre mi escritorio, y contesté. Era mi jefe.

-Buenos días, Joseph - Saludó mi jefe -. ¿Cómo estás?
-Hola, jefe. ¿En qué le puedo servir? - Pregunté.
-¿Cuánto sabes sobre informática y computadoras? - Inquirió mi jefe.
-Pues antes de ser detective trabajé en electrónica e incluso fuí encargado del área de informática en la empresa Manap - Reconocí.
-Entonces... ¡Tengo un caso para tí! - Dijo.
-¿Qué es? - Pregunté.
-Es un caso muy extraño. Una persona acaba de morir en el hospital San Pedro - Dijo.
-Bueno... eso es normal - Comenté.
-Sí. Lo que no es normal es que murió por una sobredosis de medicamentos - Comenzó mi jefe -. Esa sobredosis fue causada porque alguien hackeó la computadora del hospital, y modificó la información de la dosis del paciente.
-¿Quiere decir que alguien hackeó la computadora del hospital y cambió la dosis de medicamento que le debían dar al paciente? - Pregunté.
-Exacto - Dijo -. Entonces, a la hora de darle el medicamento, siguieron las indicaciones de la computadora del hospital. Por eso pasó, y ahora la paciente está muerta.
-Correcto. ¿Dónde tengo que ir? - Pregunté.
-Ve al hospital San Pedro. Ahí te van a recibir - Dijo mi jefe.
-Entonces, adiós, jefe. Tengo que ir al hospital - Dije, y colgué. Entonces, tomé mis instrumetos de trabajo (una lupa, un amplificador de sonidos, un radio, una libreta y un lápiz) y salí de mi oficina.

25 de abril, 12:10, Hospital San Pedro.

El hospital San Pedro tenía diez pisos. Yo estaba parado frente a él. El jefe del hospital salió.

-Buenos días - Dijo el dueño del hospital -. Supongo que usted es el detective Joseph.
-Ése soy yo - Dije.
-Qué bien - Dijo -. Lo estábamos esperando. Mi nombre es Harry Mortimer, soy el dueño de éste hospital.
-Mucho gusto, Harry - Dije -. ¿Me podría llevar hacia donde está la víctima?
-Claro... aunque pensé que primero le gustaría revisar nuestras computadoras... - Dijo Harry.
-Eso lo haré después. Debe de haber algún motivo por el cual el asesino decidió matar a ésa persona, y eso sólo se puede averiguar viendo a la víctima - Dije.
-Está bien - Dijo Harry.

Me condujo por varios pasillos hasta un ascensor, en el cual subimos hasta el 4º piso. Entonces, entramos en la habitación 4-1-5.

-Aquí está la víctima - Dijo Harry mientras señalaba a una persona acostada en la cama. Se notaba que estaba muerta por su palidez extrema.
-¿De qué estaba enferma? - Pregunté.
-En verdad no lo sabíamos todavía. Era una enfermedad nueva o extraña. Apenas estábamos investigando - Dijo Harry -. ¡Pobre! No podía respirar, ni comer... apenas podía hablar y escuchar. Su corazón latía más lento de lo normal, por lo que tuvimos que ponerle un corazón artificial. Se podría decir que si no hubiera sido asesinada, la víctima habría muerto pronto de todos modos.
-Bien - Dije -. Ahora necesito ver la computadora del hospital. ¿Me podría conducir?
-Con gusto - Dijo Harry -. Por aquí.

Harry salió del cuarto donde estaba la víctima, y yo lo seguí de cerca. Subió las escaleras y, entonces, llegamos a un largo pasillo. Harry abrió la puerta del cuarto 7-3-1.

-Sígame - Me dijo.

Lo seguí, y entré al cuarto 7-3-1. Ahí estaba una gran máquina, al parecer responsable de que todo el hospital funcionara. En el centro de la sala estaba una computadora.

-Ésta es - Dijo Harry -. Aquí está la computadora que hackearon.

La computadora del hospital[]

-Muchas gracias. ¿Puedo prenderla? - Pregunté.
-Haga lo que tenga que hacer - Contestó Harry, muy amablemente -. Si me permite, tengo que irme. Si me ocupa, puede encontrarme en la sala 1-0-1.
-Claro. Muchas gracias.

Harry salió del cuarto, y yo prendí el computador. Era una máquina muy potente, y con mucha capacidad, como pude comprobar luego. Estaba muy bien cuidada, y se veía que era lo más moderno y caro en cuanto a tecnología. Usaba Windows Vista. Lo que noté anormal, era que no sería muy difícil hackear esa computadora, porque sólo había un usuario, y éste no tenía contraseña alguna. El usuario, como era lógico, se llamaba Hospital. Entré a Internet, para ser más precisos, a Google. Hice algunas cosas, revisé el número IP del hospital y lo anoté en la libreta de bolsillo que tenía, como es lógico, en mi bolsillo. Lo que descubrí, después de media hora de intenso trabajo, fue que sería muy difícil saber quién se conectó a la máquina del hospital. Quien lo hizo, debió de tener unos enormes conocimientos sobre computación, software y hacking... porque, si bien pudo haberse asegurado de que su IP no quedara registrada, decidió engañar a la máquina, y darle a entender que todo el país se había conectado con ella al mismo tiempo. Según los datos que me daba la ya crackeada computadora del hospital, poco más de 100 mil direcciones IP, de distintos estados del país, se habían conectado a ésta máquina exactamente a las 7:43 de la mañana. ¡Muy astuto! Pasé al rededor de 10 minutos más frente a la gran computadora, antes de que Harry volviera a abrir la puerta que estaba detrás mío.

-¿Ha averiguado algo útil? - Preguntó.
-No mucho. No tanto como esperaba conseguir. Quien lo hizo debió ser muy hábil - Dije.
-¿Cuánto tiempo tardará en acabar?
-Pues ya estaba acabando - Contesté -. De ésta máquina no puedo sacar muchos datos... pero voy a tener que hacer unas pruebas, pero ahora no tengo el material necesario para hacerlas. ¿Podría venir mañana a hacer las pruebas?

Harry pensó un momento.

-Dígame a qué hora piensa usted venir, para tenerle la computadora lista y desocupada - Accedió Harry.
-¿Le parece bien... - Hice un recuento de mis tareas pendientes -... a las 4:30 de la tarde?
-¡Perfecto! Entonces... aquí lo espero a las 4:30. Trate de no llegar tarde, por favor.
-Descuide - dije -, que no llegaré ni un minuto después.

Luego de eso, nos despedimos, y yo salí del hospital, para dirigirme a mi oficina y telefonear a mi jefe.

FIN DEL PRIMER CAPÍTULO
PRÓXIMO CAPÍTULO: DE REGRESO A MI OFICINA
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